INTRODUCCIón
Halachó –“carrizo de ratón” en lengua maya- se ubica en el extremo sur del estado de Yucatán y es el lugar donde se fabrica la mejor pirotecnia del sureste mexicano. Los “maestros coheteros”, como se les conoce, son quienes producen el 90% de los juegos pirotécnicos que se queman en las fiestas tradicionales de los municipios de Yucatán, y los estados vecinos, Campeche y Quintana Roo.
Sin embargo, la fabricación de estos productos no está considerada como artesanía por las leyes mexicanas. Las exigencias de la Ley Federal de Armas y Explosivos se han convertido en un problema constante para los artesanos, pues clasifican su actividad como ilegal, alegando el peligro de la práctica. La pregunta es: ¿por qué no legalizarse? Esta discusión se ha presentado como una constante tanto para los maestros antiguos como para la generación actual de coheteros.
No se sabe con exactitud quién introdujo la práctica pueblo, aún así, la gran cantidad de personas que se dedica al oficio ha encontrado diferentes formas de adquirir los conocimientos de la cohetería. Algunos se dedican a ella porque fue la única opción que tuvieron, otros por elección, incluso habiendo terminado la educación superior. La tradición viene de 110 años atrás, pues a inicios del siglo XX la cohetería ya era un oficio reconocido dentro de la comunidad, como lo sigue siendo hasta ahora.
Sin embargo, la fabricación de estos productos no está considerada como artesanía por las leyes mexicanas. Las exigencias de la Ley Federal de Armas y Explosivos se han convertido en un problema constante para los artesanos, pues clasifican su actividad como ilegal, alegando el peligro de la práctica. La pregunta es: ¿por qué no legalizarse? Esta discusión se ha presentado como una constante tanto para los maestros antiguos como para la generación actual de coheteros.
No se sabe con exactitud quién introdujo la práctica pueblo, aún así, la gran cantidad de personas que se dedica al oficio ha encontrado diferentes formas de adquirir los conocimientos de la cohetería. Algunos se dedican a ella porque fue la única opción que tuvieron, otros por elección, incluso habiendo terminado la educación superior. La tradición viene de 110 años atrás, pues a inicios del siglo XX la cohetería ya era un oficio reconocido dentro de la comunidad, como lo sigue siendo hasta ahora.
LOS ARTESANOS EN Halachó
"Si quieren saber
en qué lugar del mundo se gasta más dinero en menos tiempo, vengan a
Halachó", dice un sonriente Esteban Brito, quién a pesar de ser maestro de
profesión es conocido como “El periodista” por ser corresponsal del
periódico Por esto! en Halachó. Su frase propone lo que devela la razón de ser de la pirotecnia no sólo de Yucatán, sino de México.
Aquí en la península todos saben que Halachó es el centro artesanal de la pólvora, nada más que es clandestino. Cada año sus productos los llevan hasta Tabasco: les hacen un pedido grandísimo y cinco meses antes les traen la mitad del presupuesto y así se fija el compromiso. Curiosamente, platicaba con uno de los artesanos y me contaba que ya encontraron la manera de brincar las fronteras donde hay revisiones, de "entenderse" con los oficiales para dejarlos pasar su trabajo. Artículos de Esteban Brito publicados en el periódico "Por Esto".
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Para las fiestas grandes se venden cipreses, castillos, toritos de fuego y los morteros, que elevan muchísimo y van lejitos. Lo que se vende más acá en el pueblo son los voladores, que se venden por docenas.
El maestro con mayor actividad es Pachino. No hay muchos, la artesanía se ha llevado a varios, quienes fallecieron por el incendio de sus talleres. Todos terminan en pérdida total, pues ¿dónde reclama uno?, nada está asegurado. |
La investigación
Entre
los últimos meses de 1999 y principios del año 2000, el entonces
estudiante de antropología social, Gabriel Angelotti Pasteur se encontraba haciendo su
investigación sobre el oficio de la cohetería en Halachó. Actualmente es
Coordinador de la Licenciatura en Antropología Social de la Universidad Autónoma de
Yucatán y recuerda varios aspectos y personajes clave de la comunidad.
“Varios de los maestros activos en ese entonces me mostraron muchísimas cosas sobre el oficio, sobre todo Don Donís, él era mi informante clave. Es muy probable que los niños de esos años sean los que ahora tengan la responsabilidad de los talleres de los antiguos maestros." El interés de Angelotti y la accesibilidad de muchos de sus informantes facilitaron la realización de su tesis de licenciatura, que en el 2004 fue reconocida con el premio Fray Bernardino de Sahagún, otorgado por el INAH, para posteriormente ser publicado como libro. "Artesanía prohibida", es el sustento bibliográfico de este trabajo, y es el punto de partida en la búsqueda del contacto con las personas que aparecen citadas, desde artesanos hasta figuras clave en la comunidad de Halachó. El oficio del cohetero se está dejando a la deriva, se ha mantenido porque ellos de eso viven y conocen su trabajo. Además, existe un mercado que se encarga de solicitar sus servicios, un mercado que los elige a ellos. Este mercado se compone de jefes de los gremios que hay en los pueblos: no compran productos pirotécnicos chinos o de importación porque no confían en ellos. Prefieren, en cambio, al cohetero de Halachó, porque existe un vínculo: un contacto social y cultural, que es lo que permite que el cohetero siga trabajando." |
"El gran error del estado mexicano es legislar la artesanía dentro de la Ley federal de armas y explosivos. Desde hace años se viene solicitando excluirla de esos parámetros. El Estado tendría la capacidad técnica, por ejemplo, de suministrar sustancias químicas de bajo impacto, pero a pesar de tener los elementos y conocimientos para hacerlo, no lo hace". |