DON CHOLO MAY
Empecé a trabajar en 1954. Iba yo a la estación a ver qué hacían y comencé a hacer "daditos", latas y me dije: "algún día tengo que ser maestro". Entonces, me dijo el señor del taller, ¿te gusta el trabajo? Y le dije: me gusta este trabajo, me gusta. No porque sea uno famoso o no, es la atención que uno da. Sirvo igual a pobre y a ricos: cuando me piden un encargo cobro lo justo, sea pobre o rico, ¿pa' qué le vas a cobrar más?
Tengo un libro chino. Los chinos fueron los que inventaron la pólvora, y yo tengo un manual: de ahí voy sacando cuánto le voy a poner. El libro me lo heredó mi maestro, al fallecer hace 20 años. A él se lo dió Don Manuel Ruiz, que era su maestro. Cuando mi maestro me dió el libro me dijo: "Cholo, te lo voy a dar para que tu sigas tratando a la gente como siempre la hemos tratado, no es para hacerse rico." Aquí existe la artesanía aproximadamente desde hace unos 120 años, porque existe un gremio que tiene 115 años. |
Les voy a decir la verdad: maestros hay bastantes. Los muchachos que están armando ya pusieron su tallercito, pero esto que estoy haciendo [la mezcla de colores] no. Esto a nadie se lo enseño más que a mi hijo o a mi yerno. Don Avión, Don Lorenzo, Don Fido y yo, somos los herederos de los padres que han muerto".
De antes no estaba prohibido. Cuando pasaba el tren, la gente veía que estábamos trabajando y no pasaba nada. Ahora, viene la SEDENA y esto y lo otro. Que nosotros no podemos manejar la pólvora, que qué vamos a saber nosotros de pólvora. No manejamos la pólvora para destruir cosas, la utilizamos para seguir la tradición. Le digo que no tiene la fuerza que cree". |
DON AVIón
"Dicen que nací el día que llegó un avión a Yucatán por primera vez. Porque acá a los niños se le 'vedaba' eso de que sepan de dónde vienen. Entonces, cuando un niño le pregunta a su mamá, o a cualquier persona mayor ¿cómo vienen los niños, mamá?, le contestan: Lo trajo la cigüeña, pero en mi caso dijeron: ¡Lo trajo un avión!"
Pachino
Pachino es hijo de Don Silvio Méndez, y en su caso, la cohetería ha sido una actividad
familiar. Primero su abuelo, luego su padre, su tío -Don Donis-, y ahora él. “En mi familia, la cohetería se presenta como una opción para el que no le guste el estudio o para el que estudia y luego quiere aprender. No me gustaría que mis hijos lo hicieran, prefiero que lo siga alguno de mis aprendices del taller”.
A partir de los 9 años su papá lo llevaba hasta al taller de Don Lorenzo, lugar donde laboraba, para ser ahí dónde le mostraran lo más básico para hacer los cartuchos, con cartón, papel y un molde. Con el tiempo le enseñaron a manejar pólvora, a cargar los cartuchos con medidas exactas y más adelante a ligar los dados. Estudiaba pero dejó la escuela, así que se separó junto con su papá del taller de Don Lol para dedicarse a la artesanía pirotécnica por su propia cuenta con los conocimientos que ya tenían. Su hermano aprendió a hacer los juegos, peroprefirió continuar sus estudios. Al llegar su papá a una edad muy avanzada, él se quedó a cargo del taller familiar. |
Actualmente Pachino es uno de los coheteros más importantes de Halachó. Tiene clientes en Yucatán, Campeche y Quintana Roo. En su familia, es el único que se dedica a hacer pirotecnia.
Ninguno de sus hijos ha continuado con la labor porque están estudiando, sin embargo, prefiere que sus hijos no aprendan a hacer pirotecnia porque es peligroso, considera que es mejor que estudien y se dediquen a alguna profesión. La cohetería se presenta como una alternativa en caso de que al hijo “no le guste el estudio" o se interese más adelante por aprenderla. Prefiere que la tradición muera con él, o la siga uno de sus trabajadores del taller. Explica que el trabajo de los coheteros antes era más sencillo que ahora, antes se hacían voladores, toritos y se usaban dos colores esenciales: el verde y el rojo. “Se preparan diferentes juegos ya, trata uno de modernizarse porque hay que tratar de hacer algo mejor por la competencia porque ya somos muchos y hay competencia". |
Su taller se encuentra en la periferia de Halachó, trabaja con cuatro personas más, todos son jóvenes (probablemente menores de edad), en Diciembre llega a tener hasta 10 trabajadores en su taller, pero sólo en Diciembre, entran por la inquietud de ayudarle y aprender.
"Los que me enseñaron esto ya fallecieron. Queda mi papá, pero ya tiene 90 años que es hermano de don Dionisio. Los demás son hijos o nietos de los antiguos maestros”. Su fórmula no se le puede dar a cualquier persona, por lo general, se queda en la familia o alguien confiable como un amigo o persona cercana. Durante el año intenta inventar nuevas fórmulas, a partir de nuevos juegos pirotécnicos que ve en otros lugares o en la televisión, y luego busca imitar los efectos a partir de los conocimientos que ya posee sobre las reacciones de combinar ciertas sustancias en ciertas cantidades. Dice que ya tiene a una posible persona de confianza para enseñarle esta fórmula. |